La esfera celeste se divide en doce secciones que originan las casas astrológicas, y que, a diferencia de los signos, no tienen el mismo tamaño. Si trazamos una línea horizontal sobre esta esfera, dividiéndola en dos mitades, diferenciamos el hemisferio norte y el hemisferio sur, es decir, la parte visible de la carta que nos enlaza con el mundo exterior, y la parte que no puede percibirse a simple vista y que alude a lo personal. A partir de esta línea imaginaria, y siguiendo el movimiento contrario a las agujas del reloj, se inicia el trazado de las casas astrológicas.